Capítulo I - Doña Paloma

Doña Paloma

Constituida la Mesa para el uso futuro de la Quinta de Torre Arias, con un leve aleteo, se posa Doña Paloma sobre el césped ante la torre del reloj del Palacio Torre Arias. Ha venido para calmar el revuelo levantado entre los Barrios del Salvador y Ciudad Pegaso, secundado por los vecinos de San Blas-Canillejas, ante los nuevos rumores de privatización de los edificios señoriales. 

La ex decana del Colegio Oficial de Arquitectos, Directora de Patrimonio de la CAM (PP) durante las obras de consolidación bajo expediente urgente de ruina del palacio, es ahora Directora General de Arquitectura y Conservación de Patrimonio del Ayuntamiento de Madrid (PP) en el momento crítico en que se busca un socio privado para, según el argumento oficial, librar a los contribuyentes de Madrid de la carga que supone el mantenimiento y gestión futuro de unos edificios que actualmente están siendo restaurados con sus impuestos, lo que en la jerga jurídica se conoce como concesión demanial. 

En su documental publicitario para el portal inmobiliario Idealista.com, Paloma Sobrini explica que una las bondades de los acuerdos público-privado es encontrar un inquilino solvente a largo plazo que pueda evitar que el patrimonio vuelva a caer en la evidente ruina en que la anterior titular dejó la finca. “Se ha abordado la rehabilitación de este edificio con un respeto integral a lo que había. Todas las piezas están perfectamente identificadas y almacenadas. No ha habido una sola pieza que se haya destruido.” 

Aquí se entra en el terreno de Simulación y Simulacro del filósofo francés Baudrillard, que algunos consideran fuente de inspiración de la película Matrix, un mundo donde nada es lo que parece. El autor plantea que devolver un claustro expoliado a su país de origen para que quede como estaba es una labor inútil; que lo más auténtico sería dejarlo expuesto en el museo de Nueva York donde se encuentra. 

Viendo la nave diáfana en que se han convertido los establos, desprovistos de sus boxes, abrevaderos y cestas por exigencias de las obras para evitar el derrumbe, cuesta imaginar que este futuro sala de reuniones o auditorio lo vuelvan a pisar caballos. El argumento del respeto integral no es nuevo: Jimena Robles, arquitecta residente durante la consolidación, describió como habían estado más de dos años documentando el complejo inmobiliario central milímetro a milímetro, tomando medidas y moldes, clasificando y almacenando muestras, para su posterior restauración integral. Preguntada por las trampillas entre el henar y la vaquería usadas para alimentar al ganado, ahora desaparecidas bajo la capa de compresión de hormigón, Jimena negó que hubieran existido. 

A juzgar por la documentación defectuosa de los edificios menores de la finca, condenados a la demolición o derrumbe por imperativa volumétrica, el concepto de respeto integral parece selectivo. En 2014, ya se había encontrado un inquilino solvente y los documentos del Plan Especial anterior describen la categoría de edificios de primera: el núcleo inmobiliario central. Las construcciones menores han ido cayendo en el olvido, o desaparecen por no haberse apuntalado preventivamente en su momento. El control de la obra ha permanecido en las mismas manos todo el tiempo; la CAM ahora la entrega al propietario formal, el Ayuntamiento, para dirimir los usos y encontrar la fórmula jurídica adecuada para segregar, o desafectar, el palacio del terreno en que se levantó hace siglos y que tan bien lo ha servido como fuente de recursos e ingresos. Los hechos consumados de las obras realizadas hasta ahora apuntan en esa dirección. 

Con este telón de fondo, suenan huecas las palabras del Excelentísimo Alcalde cuando, en su reciente visita a la Quinta, declaró que “los usos serán los que decida el público”. El público parece dudar que realmente se esté respetando al espíritu original del Acuerdo de Permuta de 1986 formalizado por el Alcalde Tierno Galván, que especifica el disfrute futuro de la finca integra por los madrileños. Sean cuales sean los usos finales y fórmula a emplear, se espera un proceso abierto y transparente en que se puedan sopesar públicamente todas las opciones posibles y elegir la mejor, en beneficio del tejido social, el verdadero patrimonio histórico y la integridad biodiversa de esta quinta singular. 

Comentarios

  1. El nombre auténtico es Quinta de Canillejas.

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  2. Parece que la Universidad de Navarra (Opus Dei) no ha abandonado su pretensión de instalarse en la Quinta de Torre Arias. https://www.madridiario.es/noticia/423343/distritos/la-universidad-de-navarra-podria-instalar-un-campus-junto-a-la-a2.html
    Sólo han tenido que esperar unos años. Ahora vuelven con el argumento de colaboración público-privada.
    https://www.larazon.es/local/madrid/urbanismo-da-luz-verde-a-crear-un-campus-en-la-quinta-de-torre-arias-FC5532447/ (hemeroteca)

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